Desde su fundación un 25 de julio de 1531 han pasado 494 años, hoy en su aniversario don Valentín F. Frías, uno de los historiadores de más prestigio, Ignacio Realino Frías y Camacho, quien en su paseo matutino por las céntricas calles queretanas, relató esa transformación que la ciudad ha tenido a lo largo de estos siglos y que pese a ser una tierra próspera, con grandes avances, una cosmopolita en potencia, se niega a perder sus tradiciones, costumbres y por supuesto la historia que ha marcado el rumbo del país.
Muchos conocemos la historia de la batalla entre los españoles y el pueblo indígena en el Cerro del Sangremal, donde se dice que en medio de la lucha desde los cielos bajo un cordel blanco con un guerrero montándolo y un estandarte que hoy es el escudo de Querétaro, en esa batalla se apareció una cruz luminosa y con ella el Apóstol Santiago, lo que llevó a la rendición a los chichimecas, y quedar los españoles como triunfantes, que posteriormente se dio el nombre de Santiago de Querétaro.
En esta historia muchos aluden a que no era el apóstol de Jesús él aparecido, hay quienes dicen que era un guerrero de no muy buena reputación; según lo revelado por el historiador, ese personaje que se apareció fue: don Nicolás de San Luis Montañez, así también lo refiere su abuelo en su libro Las Calles de Querétaro.
La ciudad ha sido protagonista de acontecimientos que han marcado la historia del país: epicentro de la Independencia de México en 1810; capital de la República en 1847; sede en el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848; es ejecutado el emperador Maximiliano de Habsburgo junto a los militares Miguel Miramón y Tomás Mejía en 1867 en el Cerro de las Campanas; sede del Congreso Constituyente, donde se firmó la Carta Magna que aún está vigente en la constitución en el Teatro Iturbide hoy de la República en 1917, entre muchos otros acontecimientos suscitados en estas tierras.
Su transformación se ha dado a pasos agigantados, pero según se sabe fue a partir de 1985 cuando la ciudad se convirtió en referente para vivir de muchos capitalinos que vieron en Querétaro un hogar seguro después del terremoto ocurrido en el entonces Distrito Federal, “las filas de autos para comprar una de las primeras casas que había en Jurica era inmensa (…) se vendían los terrenos como “pan caliente”, solo estaba construida la calle principal, tuvimos que trabajar a marchas forzadas para poder edificar más”, relató Juan Arturo “El Pollo” Torres Landa en una de sus últimas entrevistas.
A partir de esa fecha la ciudad comenzó a crecer de manera vertiginosa, pues Querétaro se ha caracterizado por ser un lugar de paz, industrial y aún cuando era una ciudad de provincia la expectativa de vida era y es mucho mejor que las grandes urbes, prueba de ello es el impacto que ha tenido y que ha traído gente de toda la República y extranjeros que han hecho de esta tierra su hogar.
A decir de Ignacio Frías como queretanos debemos rescatar las tradiciones y costumbres que dan identidad a la ciudad, como las fiestas de la Santa Cruz realizadas en el mes de septiembre, donde los concheros de diferentes partes de México llegan en un gran desfile a danzar para con orgullo dar su grito de guerra y fe: ¡Él es Dios!. “Hay que rescatar un poco esa tradición, desde quienes vienen a la festividad, hoy los trajes de los concheros, distan mucho de lo que es realmente la vestimenta tradicional”, refiere el historiador.
Las tradiciones religiosas siguen siendo de los tesoros queretanos más representativos: el Viernes de Dolores, la Procesión del Silencio, las Tres Caídas, son solo algunas de las festividades de la ciudad.
Guillermo Vega Guerrero y Felipe Macías advirtieron sobre la urgencia de planificar el crecimiento urbano ante la llegada masiva de habitantes
El Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro presidido por Gloria García Alcocer, ha mantenido las tradiciones como la Coronación de la Reina de Navidad, El Heraldo, Los Carros de la Cabalgata y Bíblicos, y más.
Para Frías y Camacho, los barrios son los que dan identidad y siguen guardando el acervo queretano por lo que él es de los que está a favor de no perder sus raíces con la gentrificación que se ha querido dar entre las calles de lugares como San Francisquito, San Sebastián, Santa Rosa de Viterbo, San Gregorio.
Sus andadores, plazas y calles adoquinadas dan cobijo a mucha de la gran arquitectura barroca que se tiene, monumentos como el Acueducto -que a decir de los historiadores su construcción no tiene mucho que ver con la historia de amor que tanto han contado-, la famosa casa de Próspero C. Vega esquina con 15 de mayo “la llaman casa del inquisidor y han relatado historias sacadas de la imaginación de quienes cuentan leyendas, pero nada tiene que ver pues en Querétaro nunca existió ni la inquisición, ni el Santo Oficio”, han revelado Eduardo Rabell e Ignacio Frías. Casas como la de La Marquesa, entre muchos sitios históricos han sido admirados por visitantes y queretanos que presumen la grandeza de la tierra que los vio nacer.
Aunque mucho se acusa de no tener una identidad gastronómica propia, la ciudad cuenta con puntos imperdibles para disfrutar de uno de sus tradicionales “guajolotes”, gorditas y enchiladas queretanas, los buñuelos a un costado de la Congregación y en la explanada del Santuario de la Santa Cruz de los Milagros, las Nieves Galy y Nicos, los tacos de tripa en la calle de 20 de Noviembre, los famosos hot dog de Don Toño y la Congregación, la panificadora La Vienesa, cafeterías con tradición como La Mariposa, restaurantes como el 1810 y Casa Concheros, que rescatan el sabor de la cocina tradicional queretana, los antojitos mexicanos de Garibaldi, son solo algunos de los sitios donde se puede degustar de los manjares preparados en la ciudad y que se vuelven punto de reunión.
Con su Árbol de la Amistad, la ciudad abre los brazos a quienes llegan en busca de progreso y un mejor lugar para vivir, un lugar que en su aniversario eleva la grandeza de su tierra y de su gente en un paraíso llamado: Santiago de Querétaro.
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